jueves, 30 de octubre de 2008

La historia del automóvil y los origines del automovilismo deportivo

Con las invenciones de la imprenta y las primeras máquinas complejas permitieron los primeros planos para la creación de un vehículo.

Desde su nacimiento hasta nuestros días, esa máquina llamada “automóvil” no ha dejado de perfeccionarse y de hacerse cada día más imprescindible. Una suma vertiginosa de mejora tras mejora acabó haciendo de aquellos auténticos cacharros de los inicios, unos vehículos verdaderamente al servicio del hombre.
Pero los orígenes del propio desarrollo técnico del automóvil no fueron nada fáciles. Numerosos científicos, investigadores y sobretodo mecánicos, sencillos pero con enormes dosis de ingenio, han contribuido a lo largo de más de 500 años a crear con un gran esfuerzo lo que el automóvil es en la actualidad.

En 1472, durante los primeros años del Renacimiento, surgió la primera de la serie de ideas que continúan hasta hoy. El italiano Roberto Valturo inventó un aparato capaz de moverse sólo por la fuerza del viento a través de una serie de paletas y poleas.
Diez años después (1482) el célebre Leonardo Da Vinci propuso un vehículo, que gracias a un sistema de muelles, podía moverse unos cuantos metros con la ayuda de dos personas. Casi 200 años pasarían hasta que Isaac Newton ideara los primeros principios de un verdadero coche motorizado. El inventor y físico propuso un coche a vapor, aparato que nunca pudo ver la luz.

En 1770, Nicholas-Joseph Cugnot tomó estas ideas, las comparó con las suyas, y las puso en práctica al construir el primer vehículo motorizado de la historia: El Fardier (llamado así por Cugnot) a pesar de caminar sólo a 4 km/h pudo derribar un muro porque el coche no contaba con frenos y era muy difícil de manejar. Este auto a vapor contaba con 2 cilindros que trabajaban directamente sobre los cigüeñales de la rueda delantera.
Hay datos suficientes que comprueban que es el verdadero inventor del automóvil, curiosamente no sólo el iniciador, sino también el inventor de la tracción delantera, y por si fuera poco también le cabe el honor de ser el primer protagonista de un accidente de tráfico.

En 1784, James Watt inventa la biela y el cigüeñal para transformar el vaivén de un pistón en un movimiento circular con la capacidad de hacer girar una rueda. Durante los primeros decenios del siglo XIX, el interés por el automóvil surge con fuerza en todos los países cuyo desarrollo industrial lo permite. En Inglaterra se hacen famosas las diligencias de vapor de Julios Griffith (1821) y Hancock (1830), vehículos pesados pero capaces de velocidades cercanas a los 20 km/h. En 1827, Onésiphore Pecqueur perfeccionó el Fardier de Cugnot al inventar el movimiento diferencial. En el mismo año, William Murdoch construye un coche de tres ruedas, capaz de llevar consigo a 4 personas, el coche a vapor es el medio de transporte ideal.

Pero la moda del vehículo a vapor no duraría mucho tiempo, por su peso, su escasez de potencia y lento en su puesta de marcha; las cosas empezarían a vislumbrarse de otra manera cuando en 1804, el suizo Isaac Rivas pone a punto un carro propulsado por un motor de explosión, basado en los experimentos del científico italiano Allesandro Volta sobre el encendido y explosión mediante chispa eléctrica de una mezcla de gas metano y aire. En 1829 el mismo James Watt inventa el embrague para el cambio de velocidades. El italiano Luigui de Cristofosis desarrolla en 1841 un motor que utiliza como combustible una variedad de petróleo refinado.

En Alemania, Nikolaus Otto y Eugen Lancen construyen por primera vez un motor de explosión de cuatro tiempos aplicando los principios físicos de este ciclo, patentado por el francés Beau de Rochas en 1862.
El fin de los motores a vapor está cerca, los motores a explosión son más económicos y fiables. En 1866 Gottlieb Daimler inventa el primer auto hecho con este motor. En 1886 el mismo Daimler patenta, a la letra: “Vehículos de ruedas movidas por un motor de gas o petróleo”.

Tiempo después Levassor en octubre de 1891 le compraría los derechos de este novedoso motor y se construyen los primeros autos franceses de nombre Panhard-Levassor, con un motor Daimler de 2 cilindros y tres velocidades hacia adelante y con reversa. En 1886, Karl Benz construye un triciclo impulsado por un motor de explosión. En 1889, Daimler y August Otto construyeron un motor de combustión interna de 4 tiempos.

Empiezan las primeras construcciones colectivas, pero artesanales de vehículos. Los modelos en serie no existían, y eran los mismos inventores los que reparaban los daños de sus creaciones. De esta manera en los últimos años del siglo XIX el inventor se convirtió en constructor y mecánico.
En los Estados Unidos, Henry Ford inicia la zaga de esta prestigiosa marca a partir de 1893 cuando construye su primer coche en Detroit.

En el mismo año, Karl Benz produce algunas unidades del “velo” Benz. En 1898, en Billancourt se inicia la historia de otro grande: Louis Renault. En el mismo año, Adam Opel desecha su fábrica de máquinas de cocer y la convierte en fábrica de automóviles. El mundo del automóvil vino para quedarse. Gottlieb Daimler deja de hacer autos artesanales e instala en Cannstatt su propia fábrica: La Daimler Motorengesellschft. En 1899, Italia ingresa al mundo motor al crearse la Fábrica Italiana Automobili Torino (FIAT), a cargo de Giovanni Agnelli.

En 1903, Ford crea su propia fábrica lanzando cinco años después el legendario Ford T, siendo el pionero de la fabricación de coches en serie, que representó la popularización del automóvil al reducirse sensiblemente los costos. Aún así, la producción francesa era superior en número durante los primeros años del siglo XX. Con el ingreso de General Motors al mercado, que logró absorber varias fábricas pequeñas, los Estados Unidos tomarían la cabeza de la producción para no dejarla hasta nuestros días. Las dos grandes marcas norteamericanas se instalan en Europa y para esa época la hegemonía en cuanto a producción eran claras: Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Alemania e Italia. En 1912 se introduce el sistema de arranque eléctrico, que libera al automovilista de la pesada y a veces peligrosa operación de puesta en marcha con manivela.
A pesar de que Alemania nunca fue el primer productor de automóviles, sacó a la luz el considerado primer auto del siglo: el Volkswagen Escarabajo (1938), fabricado por Ferdinand Porsche (quien luego haría su propia fábrica) y ordenado nada menos que por Adolfo Hitler.

En la Segunda guerra Mundial, la producción se detiene; casi todos fabricarían material bélico durante esos años. Concluida la guerra, Ford y General Motors aprovecharon el panorama ampliamente favorablemente en absorber algunos pequeños fabricantes. Los años de la post-guerra se caracterizaron por las desapariciones de legendarias marcas, fusiones y reagrupamientos estratégicos.

Muchas de estas fusiones y absorciones continúan hasta el día de hoy. Pero en los últimos tiempos el mercado oriental tomó tanta importancia, que en el presente esta desbancando a los tres grandes norteamericanos. Esta historia continúa mientras exista el automóvil y alguien que necesite de él.

El automovilismo se define sencillamente como el deporte que consiste en manejar un auto. El origen de la práctica del automóvil, lógicamente, comienza a causa de los avances tecnológicos y de la invención del mismo. Las primeras manifestaciones del deporte motor están ligadas a la infancia y el desarrollo del automóvil, pero el convencimiento de que las carreras sean la causa de un concreto impulso evolutivo en la técnica, la elección del motor de explosión, frente a los eléctricos o de vapor, representa ya una función selectiva de las primeras competiciones.
Para descubrir las primeras carreras de coches de motor, es necesario señalar que el primer auto propulsado por un motor de combustión interna se le atribuye a Siegfried Marcus, en 1875; aunque ya en 1770 Joseph Cugnot creó un auto con motor de vapor.

Luego Karl Benz, a finales de 1885 (aunque era en realidad un triciclo motor) popularizó y promovió el desarrollo del automóvil. En 1891, Levassor en colaboración con Panhard, crearon un coche con motor desarrollado por Gottlieb Daimler y August Otto, con muchos componentes de los que conocemos ahora, era un V2 (dos cilindros en V). El rápido desarrollo de los coches durante la última década del siglo XIX literalmente obligaron a poner en juego cuál de éstos autos era más rápido, o simplemente el afán del ser humano por saber quién era el mejor.


Afirman las fuentes que la partida del nacimiento oficial del deporte motor remonta al 22 de julio de 1894, con la organización de la carrera París-Rousen. 21 hombres se colocaron en la salida de la primera carrera de autos de la historia (tras una convocatoria del diario Le Petit Journal). Los autos, no jalados por caballos, seguros, maniobrables y económicos según las exigencias del reglamento.

El reto, cubrir los 126 kilómetros que separa la capital francesa París, con Rousen. 10 de los 17 coches que culminaron la prueba que duró más de 6 horas fueron impulsados por gasolina, pero el ganador fue uno con motor de vapor: el marqués De Dion y su mecánico Georges Bouton inscribieron sus nombres como los primeros ganadores, con una medida de velocidad de casi 19 Km/h; aunque después éstos fueron descalificados por motivos inexplicables.

Esto no mermó para nada la nueva competencia; al contrario, fue el centro de los comentarios de todo público. El éxito de la competencia obligó a los organizadores a repetir el plato el año siguiente.

En 1895 se corre la París-Burdeos-París, teniendo como ganador a Emile Levassor tras recorrer 1178 kilómetros; pero fue nuevamente descalificado de la misma forma que el primer ganador.
En Italia en el mismo año, se corre la Turín-Asti-Turín, la primera carrera en aquellas tierras, que dio como ganador a un Daimler. Durante estos años se hicieron populares las carreras que unían ciudades, pero es sobretodo en Francia donde florece este deporte con una serie de carreras donde gradualmente la misma evolución de los medios va imponiendo unas reglamentaciones todavía inseguras, previstas por primera vez en la Copa Gordon Bennet, que puede considerarse la fundadora de las competencias reglamentadas.

Paradójicamente en 1896 Levassor pierde la vida en el París-Marsella-París, que tuvo como ganador a su colaborador Panhard. El 18 de diciembre de 1898 se registra el primer tiempo oficial hecho por un automóvil: Chaseloup-Laubat en la Jeantaud de propulsión eléctrica supera ligeramente los 100 km/h en una prueba de velocidad a un kilómetro lanzado, su medida de 103 km/h ha quedado firmemente grabada en la historia del automovilismo deportivo bautizando el RECORD. En 1899 Camille Jenatzy en el también eléctrico Jamais Contente bate por primera vez en la historia un récord de velocidad al registrar 105.84 km/h. Y más tarde los 120 km/h en 1902 con el vehículo de vapor de León Serpollet, hasta imponerse finalmente de forma categórica el motor de pistón de Mors y de Gobron-Brilli con 124 km/h y 136 km/h respectivamente.
En las primeras grandes competencias de velocidad participan únicamente máquinas que han sido construidas específicamente para la carrera y, dado que los problemas técnicos que plantean una rápida evolución y renovación continua, hasta la fecha son el objeto fundamental de las carreras.

De ésta forma surgen los primeros autódromos; el deporte tiende a trasladarse de la carretera a la pista. Con todo, la base común de las normas técnicas sigue siendo la búsqueda de la velocidad y una potencia que sea la máxima posible en determinadas condiciones. Y la directriz general: una progresiva reducción de la cilindrada y el peso.

En 1900, se realiza en Francia (Lyon) el Primer Campeonato Internacional de Automovilismo, llamada Copa Gordon Bennet , en la que participaron 5 pilotos de cuatro países distintos. El primer ganador fue un Panhard francés, que mantuvo una velocidad promedio de 62 km/h.

Este campeonato duró hasta 1906, cuando empiezan a disputarse las carreras conocidas como Gran Premio donde aparecieron marcas tan conocidas como Renault, Fiat o Mercedes-Benz. Las competencias empiezan a profesionalizarse y los fabricantes ya ven en las carreras de autos un medio de publicidad. Este Gran Premio lo vio nacer Francia, se realizó entre Le Mans, La Ferté-Bernard y Saint Calais. Los autos en dos días tuvieron que recorrer 1238 kilómetros dando 12 vueltas a un circuito triangular de 104 km. El húngaro Ferenc Szisz, a bordo de un Renault fue el vencedor con un tiempo de 12 horas y 15 minutos, sacándole cuando menos 32 minutos de ventaja a los 17 pilotos (de 32) que completaron la carrera. El dominio del húngaro fue tal que desde la tercera vuelta ya lideraba la carrera.


El avance de las carreras de autos se hizo incontenible. Las ventajas publicitarias al ganar una carrera eran impresionantes. En poco tiempo se realizarían rallies de corto, mediano y largo alcance. El primer Rally-Raid fue en 1906: París-Pekín cuyo ganador fue el príncipe Scipion Borghese junto con el periodista italiano Luigi Barzini luego de más de dos meses de competencia. Inglaterra no podía quedarse atrás, y en 1907 en Brooklands se construye el primer circuito permanente de la historia (un circuito oval de curvas peraltadas). El 12 de febrero de 1908 se inicia la primera carrera automovilística Intercontinental Nueva York- París. Participaron seis coches, resultando ganador el norteamericano Thomas Flyer, que llegó a París el 30 de julio, luego de recorrer 21,470 kilómetros en 169 días. Norteamérica se convertiría en una potencia automovilística poco tiempo después, cuando en 1909 se construyó el mítico circuito de Indianápolis de 4023 metros de longitud, disputándose la primera versión de las 500 Millas de Indianápolis en 1911 dando como ganador a Ray Harroue en un Marmon Wasp de 6 cilindros a un promedio de 120 km/h.

Entre las dos guerras mundiales, el deporte prosperó enormemente en Europa y Estados Unidos. Se construyeron numerosos circuitos y se desarrollan coches mejores y más rápidos. Después de la II Guerra Mundial el crecimiento y la popularidad del deporte motor se incrementaron y se celebraron muchas más carreras. Comienzan a realizarse las de circuito cerrado, las de Turismo de carretera, autocross, dragsters, sobre pista de hierba, karts, rallies, a campo traviesa, slalom, entre otros, es un deporte en crecimiento. En 1946 comienza a funcionar oficialmente la FIA (Federación Internacional de Automovilismo).

Con el transcurso de los años las competencias fueron creciendo, los autos perfeccionando, los pilotos se hicieron cada vez más profesionales. En los años de la pre-guerra surgieron los hombres legendarios, las míticas carreras y todo el ambiente que daría pie a las competencias actuales. Pero siempre debemos tener presente los inicios y el afán del hombre de competir con un elemento hecho por él mismo: EL AUTOMÓVIL.

por : ruzticko.

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